Redactores

26 mar 2009

¡Fuego!

Volver a Esta vez sí que cuesta dinero


Desde hace tres años que tenía la intención de visitar Valencia, y hace un par de días por fin lo logré. Justo en la semana en que celebran sus fiestas, las Fallas. Desde que uno llega se siente un olor fuerte a pólvora quemada, en casi cada esquina de la ciudad se pueden comprar petardos (en todas sus variedades) y en cada calle al menos un niño les da fuego.


Mascletà

Justo en una de esas calles, en la que se llama Lluis Oliag, me encontré con un tipo muy interesante. Al menos para este blog. Se llama José Luis, tiene 53 años. Según me contó, desde que tiene memoria la semana de Fallas ha sido para él la más feliz del año. “No porque me encanten los Ninots, o las comidas, o las celebraciones. Lo que pasa es que me encanta el fuego y la pólvora”, afirma Chema, como le dicen sus amigos. Él es un pirómano. “En Valencia, como puedes ver, habemos muchos. Sólo escucha”, me dijo, mientras al fondo sonaban los cientos de petardos que arden durante la Mascletà. Me contó también que él había ayudado a la quema desde los 15 hasta los 43, de ahí venían todas esas quemaduras en sus brazos. “Pero eso no lo convierte en pirómano -le dije-. En El Salvador, mi país, todos quemamos petardos (y muy grandes) desde pequeños para celebrar la navidad y el año nuevo. De hecho el olor a pólvora me recuerda esos días”. José Luis se quedó pensando un momento, luego me dijo: “Que interesante. Quizá te visite este año”.

Festejo de Año Nuevo en El Salvador






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